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Foto del escritorViviana Cordoba

Cimientos para el Futuro: Los Primeros Años en el Desarrollo Infantil

Actualizado: 8 oct

Este post nos invita a explorar la importancia crucial de los primeros años en la vida de un niño. Durante esta etapa, se establecen las bases para su crecimiento físico, emocional, cognitivo y social. En este artículo, descubriremos cómo estas experiencias tempranas moldean su futuro y cómo los padres pueden fomentar un desarrollo saludable.  


¿Estás listo para adentrarte en este fascinante mundo de crecimiento y aprendizaje? 😊


Familia unida

Cómo ayudarle en esta etapa de su desarrollo?

Al igual que en los primeros meses después de su nacimiento, el niño necesita experiencias para su desarrollo. Para ello, se pueden proporcionar juegos que estimulen su crecimiento según su edad, así como establecer rutinas para comer, bañarse y dormir. Esto permitirá que el bebé comience a reconocer las actividades que realizará y se prepare para ellas. Además, aprenderá a ubicarse en el tiempo, elegir actividades que le brinden mayor satisfacción y reconocer objetos, personas y lugares.


Identificar las manifestaciones que el bebé realiza en cada actividad es fundamental para su desarrollo de personalidad. Interpretar estas expresiones y darles la suficiente importancia permite al niño repetirlas con mayor efectividad. Por otro lado, si estas manifestaciones son ignoradas o si se proyectan emociones o sentimientos propios del adulto en el niño, existe el riesgo de que el niño se sienta anulado, lo que podría afectar su desarrollo posterior.

Recuerda que cada interacción con el bebé es una oportunidad para fomentar su crecimiento y bienestar.


Imagina a Juan, un padre que siempre sonríe y aplaude cuando su bebé, Sofía, logra apilar bloques de juguete. Sofía, con sus ojos brillantes, está aprendiendo a reconocer su logro y a sentirse orgullosa. En este simple acto, Juan está construyendo los cimientos para el futuro desarrollo de Sofía.


Desarrollo Motriz


En esta etapa, el desarrollo motriz se evidencia especialmente en la motricidad gruesa. Esto se refleja, por ejemplo, en el gateo, el agarre de objetos, el sostén de la cabeza, los movimientos con intención de alcanzar un objetivo y el estiramiento de los brazos para ser cargado, entre otros.


Aunque parezca ilógico, es cierto que algunos adultos no permiten a sus bebés gatear. ¿Por qué? Para evitar que se ensucien, contraigan bacterias, se enfermen o se lastimen.

Es una etapa que, si se omite, más adelante hará falta. Cada niño tiene su propio proceso y necesita tomar confianza en sí mismo, sentir y vivir su cuerpo acorde a su edad y sus capacidades motrices.


Alrededor del año de edad, el niño empieza a dar sus primeros pasos. Puede hacerlo con tanta naturalidad que no siempre necesita estímulos para lograrlo. Es importante que, cuando esto ocurra, se le permita al niño vivirlo tranquilamente. A veces, la emoción del adulto al ver este logro se expresa mediante gritos, correr a ayudarle para que no se caiga, o dejarlo en el caminador para evitar el riesgo de golpes si no tiene el apoyo del adulto. Las emociones del adulto, ya sean de alegría, miedo, angustia o temor, son percibidas por el niño. Aunque el niño no entienda qué pasa, puede sentir claramente el ambiente a su alrededor. Si percibe un ambiente de peligro, tal vez evite repetir la acción simplemente para no correr riesgos.


En este momento del desarrollo, es importante permitirle tomar juguetes, manipularlos y desarrollar su sensibilidad con diferentes texturas.


Desarrollo del Lenguaje


Por naturaleza, antes del primer año, el niño ya tiene la capacidad de expresar algunas palabras de manera clara como “papá”, “mamá”, “tete”, “agua” y “no”. Si al pasar el año no se evidencian estas expresiones verbales, es importante prestar atención. Lo primero es revisar el desarrollo biológico del niño, como el frenillo en su boca, su parte neurológica, entre otros aspectos. En este sentido, un profesional de la salud como el pediatra o el fonoaudiólogo puede ayudar en su valoración.


Las canciones, la lectura de cuentos y las conversaciones son muy útiles para la estimulación del lenguaje. Ayudarle a percibir imágenes, sonidos claros y palabras bien pronunciadas son herramientas clave en este momento. Es muy común que las niñas presenten mayor fluidez en este sentido; sin embargo, esto no significa que los niños tengan algún retraso en su desarrollo. Siempre se debe dar un tiempo prudente a cada niño. Aunque existe un tiempo estimado para cada etapa, es cierto que cada niño tiene su propio ritmo de desarrollo.


Desarrollo Cognitivo


En esta etapa del desarrollo, es muy común escuchar la palabra “NO”, ya sea expresada verbalmente o con un movimiento rotativo de la cabeza. Con ello, el bebé manifiesta sus propios deseos, como que no le gusta cierto tipo de alimentos, que no quiere estar con ciertas personas o que no le agrada algún juguete. Su capacidad de comprensión y expresión aumenta significativamente en tan solo unos meses.


En esta fase, el avance cognitivo es bastante notorio. El bebé encuentra formas de manifestar sus emociones, y ya no se trata solo de necesidades básicas como en los primeros meses después de su nacimiento, cuando lloraba por hambre, sueño, cambio de pañal o cólicos estomacales. Ahora se trata de emociones como alegría, tristeza, enojo y temor. Su capacidad de comprender y dar sentido a sus vivencias es considerable, y es vital que el adulto las comprenda y le dé tiempo de respuesta cuando las expresa, para que haya una comunicación efectiva.


Desarrollo de la inteligencia


Desde el vientre materno, el bebé comienza a desarrollar su inteligencia a través de las experiencias de su madre. Antes del primer año, el niño utiliza su inteligencia para reconocer personas, objetos y lugares, manifestar emociones, y realizar movimientos intencionados. Además, es capaz de diferenciar las manifestaciones de los adultos y los distintos tonos de voz.

A esta edad, el niño también puede proponer actividades, como el juego de tirar y recoger juguetes, lo que le permite interactuar, reír y comunicarse. Este juego es importante para su desarrollo social y emocional, ya que le ayuda a comprender que los objetos y las personas pueden ir y volver, calmando sus miedos.


Desarrollo emocional


Al cumplir un año, se espera que el niño haya alcanzado ciertos hitos emocionales que le permitan integrarse socialmente. Antes de los 12 meses, es común que el bebé pase por la “angustia de separación”, una fase en la que la separación de la madre puede causar gran angustia y síntomas físicos como alergias o fiebre. Esta angustia también puede ocurrir con otras personas cercanas al niño.


Para superar esta etapa de manera saludable, es importante que el niño experimente periodos de separación y aprenda a calmarse por sí mismo. Evitar esta experiencia puede aumentar el problema a largo plazo, resultando en baja tolerancia a la frustración y comportamientos negativos.


Un niño que aprende a tolerar la frustración desde temprana edad es capaz de resolver problemas y satisfacer sus necesidades de manera independiente. Es crucial que el niño desarrolle herramientas emocionales que le hagan sentir seguro. Dormir solo es una estrategia que fomenta la independencia y la confianza.


Es común que algunos niños duerman con sus padres por temor, lo cual puede prolongarse y afectar su independencia. Un niño emocionalmente estable a esta edad puede socializar tranquilamente, expresar sus emociones y necesidades, y proponer juegos.


Conclusion


Como pudimos notar. Los primeros años de vida son un lienzo en blanco lleno de posibilidades, y cada experiencia deja una huella profunda en el desarrollo de un niño. 


¿Recuerdas algún momento especial de tu infancia que haya marcado quién eres hoy? Comparte tus historias en los comentarios y descubramos juntos cómo esas pequeñas semillas plantadas en la niñez florecieron en la persona que eres ahora. ¡Estoy ansiosa por leer tus experiencias! 




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